La Orquesta Sinfónica de Castilla y León, dirigida por James Conlon, interpretará ‘Las Sinfonías del Rin’ de Brahms y Schumann, en su concierto de Abono 11
El director estadounidense James Conlon dirigirá por primera vez a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en los conciertos del Abono 11, a través de un programa que abordará la ‘Sinfonía nº 3’ de Johannes Brahms y la ‘Sinfonía nº 3, ‘Renana’ de Robert Schumann.
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León ofrecerá la próxima semana su concierto de Abono 11, penúltima cita de un amplio programa de la Temporada de Invierno, iniciada el pasado 7 de enero y que finalizará el 20 de marzo, con seis programas que han contado con grandes obras, solistas y directores de prestigio internacional, muchos de ellos que se han revelado como importantes descubrimientos al participar por primera vez junto a la OSCyL.
En este sentido, el concierto de la próxima semana estará dirigido por el estadounidense James Conlon, uno de los directores más respetados en la actualidad, valorado como uno de los intérpretes de música clásica más reconocidos y que colabora por primera vez junto a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Conlon ha cultivado un vasto repertorio sinfónico, operístico y coral, dirigiendo a prácticamente todas las orquestas sinfónicas importantes de Estados Unidos y Europa, desde su debut con la Filarmónica de Nueva York en 1974. En 1976 debutó en el Metropolitan y en 1979 en el Covent Garden. A lo largo de su trayectoria ha colaborado con muchas de las compañías de ópera, incluido el Teatro de la Scala, la Liryc Opera de Chicago y el Maggio Musicale Fiorentino. En Europa, Conlon ha ocupado varios puestos importantes, incluido el de director principal de la Filarmónica de Róterdam, director musical general de la Ciudad de Colonia y director principal de la Ópera Nacional de París desde 1995 y hasta 2004. En 2015 fue nombrado director principal de la Orquesta Sinfónica Nacional RAI de Italia.
Programa de Abono con Brahms y Shumann
Bajo la dirección de Conlon, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León interpretará el programa de ‘Las sinfonías del Rin’, tomando a este río europeo como hilo conductor que fluye entre las dos sinfonías de este concierto, la de Johannes Brahms, escrita por el compositor en el verano de 1883 en Wiesbaden, desde su estudio con vistas al valle del Rin; y la sinfonía de Robert Schumann, la ‘Renana’, que compuso en Dússeldorf a finales de 1850. Dos obras que, como elementos que atesora el río Rin, mostrarán movimientos asociados a lo natural, bajo la paternidad artística de Beethoven, referente permanente, que vincula estas dos obras y a sus autores.
La ‘Sinfonía nº 3 en fa mayor, op. 90’ de Johannes Brahms (1833-1897) a la que el director encargado de estrenarla, Hans Richter, en 1833 apodó ‘La Heroica de Brahms’ ha sido interpretada por la OSCyL en cinco ocasiones, siendo la última en la temporada 2017-2018 bajo la dirección de Pablo González. La ‘Sinfonía nº 3’, estructurada en cuatro movimientos, es la más corta de las cuatro escritas por Brahms y en la que más se intensifican los aspectos dramáticos. Una composición que muestra un gran sentido de la concisión y un gran equilibrio, resultando novedosa en su momento y complicada, tanto para las orquestas como para el público.
La del próximo viernes 12, será la tercera vez que la OSCyL aborde la ‘Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, op.97’, “Renana”, de Robert Schumann, dirigida en la última ocasión en la temporada 2004-2005, por el director británico James Judd. La sinfonía fue compuesta entre el 2 de noviembre y el 9 de diciembre de 1850 en Düsseldorf y estrenada el 6 de febrero de 1851 por la Orquesta de Düsseldorf, bajo la dirección del propio autor y cosechando un gran éxito. Como indica su título, la obra quiere ser un homenaje a la ciudad de Düsseldorf y al Rin, recreando su ambiente y su pueblo. “Renana” consta de cinco movimientos y fue creada, de forma trepidante, en tan solo cuatro semanas. A través de esta obra, Schumann nos ofrece un recorrido por distintos aspectos de la ciudad, su pueblo, el río o la catedral, uniéndolo todo en su final, un último movimiento que nos sitúa al borde del Rin, a través de una danza campesina, un auténtico festival para concluir la obra con alegría y gran optimismo.