Orquesta Sinfónica de Castilla y León
Vasily Petrenko, director
Truls Mørk, violonchelo
Ver video explicativo en canal Youtube de la OSCyL Video
Serguéi Prokófiev (1891-1953), Sinfonía concertante en mi menor, op. 125
Nikolái Rimski-Kórsakov (1844-1908), Sheherezade, op. 35
Vasily Petrenko y Truls Mørk… Prokófiev y Rimski-Kórsakov. ¿Es posible imaginar un concierto de temporada más apetecible? Petrenko es el director que más ha triunfado con la OSCyL, y hoy por hoy un absoluto referente en las ciudades de las orquestas en las que ejerce de titular, Liverpool y Oslo. Alumno de Ilya Musin y ganador del Concurso de Cadaqués, su rigor y personalidad son como imanes para el público. Sin duda se trata de un director cuyo regreso se espera siempre con verdadera impaciencia en el CCMD, y contar con él en la temporada 2017-2018 va a suponer otro hito.
Por su parte, las interpretaciones del chelista Truls Mørk, quizá el más valorado hoy día en su instrumento, se contemplan como verdaderos acontecimientos allá donde se producen. Ganador de buena cantidad de premios discográficos, ha grabado el principal repertorio para violonchelo con los mejores directores y conjuntos, entre los que se encuentran Chailly, Salonen y Chung, o la Filarmónica de Londres, Staatskapelle de Dresde o la Sinfónica de la NDR. Se enfrentará a ese gran concierto para violonchelo que es la Sinfonía concertante de Prokófiev, obra de dificultad extrema que durante muchos años fue considerada como intocable.
Comparar la discografía histórica del poema sinfónico Sheherezade es un ejercicio fascinante, porque se aprecian clarísimamente tradiciones y enfoques muy definidos que, pese a la globalización, siguen teniendo correlato en las interpretaciones del presente. Uno de los más evidentes es la tradición rusa de maestros como Svétlanov, Rojdestvenski o Kondrashin, que firmaron versiones de referencia. Petrenko es un heredero directo de ellos que ha sabido actualizar su estilo manteniendo todo lo que de electrizante y espectacular puede ofrecer, precisamente, una partitura tan imaginativa como la de Sheherezade, que es el placer musical elevado a la enésima potencia.