Orquesta Sinfónica de Castilla y León Clemens Schuldt, director Pablo Villegas, guitarra
PROGRAMA
György Ligeti (1923-2006) Romanian Concerto -Primera vez por la OSCyL-
Joaquín Rodrigo (1901-1999) Concierto de Aranjuez
Bedrich Smetana (1824-1884) Obertura y Danzas de la ópera La novia vendida -Primera vez por la OSCyL-
Zoltán Kodály (1882-1967) Danzas de Galanta
Este decimoquinto concierto de la temporada reúne cuatro ejemplos de inspiración en las raíces de la cultura popular –Rumanía, España, Checoslovaquia y Hungría– aunque las motivaciones o fuentes de inspiración son muy diferentes en cada obra. El Concierto rumano, obra de juventud de Ligeti raramente presente en las programaciones, fue concebido antes de su huída de Hungría, cuando todavía era profesor del Conservatorio de Budapest, y estaba sometido a los dictados del gobierno húngaro que rechazaba todo influjo occidental en pro de las melodías folclóricas propias. Aún así, la inspiración en las melodías populares rumanas que Ligeti guardaba en su memoria no fue suficiente para que la interpretación de su obra “políticamente incorrecta” fuese prohibida, según el propio compositor, por escucharse un Fa sostenido mayor en un contexto de Fa mayor, saltándose las normas compositivas imperantes. No es este el caso del Concierto de Aranjuez, seguramente el trabajo más conocido de Joaquín Rodrigo, y cuya recepción fue tan exitosa como sus innumerables posteriores interpretaciones que la han convertido en una obra fundamental del repertorio para guitarra y orquesta. Esta obra, que introdujo la guitarra en el catálogo de instrumentos sinfónicos, es precisamente la que convirtió a Pablo Villegas en un referente de la guitarra sinfónica actual en su debut con la Orquesta Filarmónica de Nueva York en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center de dicha ciudad. La segunda parte nos ofrece La novia vendida de Smetana, que responde al intento del compositor por encontrar un género operístico propio dentro de su interés por la creación de una cultura musical nacionalista, y se ha convertido en una de las obras más representativas de la música checa; mientras las Danzas de Galanta de Kodály, inspiradas en las danzas populares cíngaras, son resultado de la labor de investigación de la música folclórica húngara que desarrolló junto a su compatriota Béla Bartók.