Orquesta Sinfónica de Castilla y León
Anton Webern (1883-1945), Passacaglia, op. 1
Aleksandr Glazunov (1865-1936), Concierto para violín, op. 82
Ígor Stravinski (1882-1971), El pájaro de fuego, ballet completo
El director titular de la OSCyL, Andrew Gourlay, aborda en este programa uno de los periodos musicales con los que mejores sensaciones ha dejado en sus conciertos con la orquesta: el siglo xx. Y, para empezar, nada más coherente que un op. 1: la Pasacagglia de Webern, una obra con la que el compositor finalizó sus estudios, aún tonal pero muy avanzada armónicamente, y fantástico ejemplo de cómo una estructura rígida puede dar pie a un mundo tímbrico casi infinito.
Gourlay ha decidido volver sobre El pájaro de fuego, de Stravinski, un autor con el que el británico siempre ha mostrado especial afinidad, gracias a su habilidad organizativa y a esa capacidad para controlar el sonido milimétricamente, que claramente Stravinski agradece. Así, en su anterior incursión en este ballet, la revista Mundoclasico.com afirmó: «Desde las primeras notas el jamaicano demostró estar en su salsa sin el menor disimulo, y de hecho no había más que ver sus distintas formas de transmitir estados de ánimo a la orquesta para percibir una implicación muy especial».
Presentar en pocas líneas a un violinista fundamental de nuestro presente es tarea ardua, pero si algo puede dar una idea de su entidad son los músicos con los que ha colaborado: Yehudi Menuhin, Pierre Boulez, Riccardo Chailly, Charles Dutoit, Valery Gergiev, James Levine, Kurt Masur, Simon Rattle, Esa-Pekka Salonen, Mstislav Rostropóvich o Riccardo Muti. Ganador del concurso Reina Elisabeth, el número de grabaciones de Vadim Repin es ingente, lo mismo que los premios recibidos por ellas. Aquí se enfrentará al concierto del Glazunov, una obra en la que hay que saber equilibrar la influencia centroeuropea –sobre todo en el complicado desarrollo de los temas– con las cantables melodías que pueden identificarse con la tradición eslava. Se trata, por tanto, de una obra ideal para que Repin demuestre su incuestionado dominio de los más variados mecanismos.