Orquesta SInfónica de Castilla y León Andrew Gourlay, director Clara Andrada, flauta
PROGRAMA
Carl Nielsen (1865-1931) Obertura Helios, op. 17 Concierto para flauta y orquesta
Bejamin Britten (1913-1976) Cuatro interludios marinos (de la ópera Peter Grimes) Sinfonia da Requiem, op. 20
Cuando Andrew Gourlay se puso al frente de la BBC Symphony Orchestra para dirigir la Sinfonía nº 10 de Shostakovich en sustitución de Thomas Dausgaard, The Guardian lo calificó como “un apasionante joven director con un potencial enorme” mientras The Sunday Times admiraba “la experta dirección del primer movimiento y un scherzo que satisfacía todas las expectativas”. Desde entonces su ascendente carrera le ha llevado a dirigir algunas de las más prestigiosas orquestas internacionales como la London Symphony, Hallé Orquestra, BBC Symphony Orchestra y a debutar el verano pasado en los Proms. Esta temporada se pondrá al frente, como Principal Director Invitado, de la OSCyL, con la que el año pasado demostró una gran empatía que llevó a la crítica a alabar a este director “extrovertido, que supo arriesgar para conseguir un resultado excelente haciendo sonar a la orquesta como sus mejores tardes”. Junto a él, la joven Clara Andrada, Artista en Residencia del Centro Cultural Miguel Delibes y colaboradora de la OSCyL, interpretará el concierto para flauta de Carl Nielsen, una de las obras fundamentales del repertorio flautístico. Del mismo compositor escucharemos la Obertura Helios, impresiones de la puesta de sol sobre el Mar Egeo que el compositor describe así: “Silencio y oscuridad. El Sol se eleva con una melodía festiva de alabanza, deambula por su camino dorado y se hunde tranquilamente en el mar”. La segunda parte está íntegramente dedicada al británico Benjamin Britten. Los Cuatro Interludios marinos fueron ideados para facilitar los cambios de escena de Peter Grimes, ópera que supuso el inicio de su reconocimiento como compositor. La Sinfonia da Requiem, encargo del gobierno japonés para celebrar el aniversario de la dinastía del emperador gobernante –rechazada finalmente por el uso de títulos pertenecientes a la liturgia cristiana y su carácter melancólico muy poco adecuado para una obra de celebración– es en realidad un requiem homenaje a sus padres en el que a la vez Britten muestra su rechazo a la guerra y su defensa del pacifismo. 
